Los Trastornos del Espectro Autista y la Arquitectura
El lugar ideal para recibir a las personas con autismo y sus familias, es aquél que sea pensado, diseñado, y creado basándose en las características propias del trastorno.
Las particularidades humanas van más allá de los pensamientos, la personalidad y sobrepasan toda cualidad física. Esta diversidad es propia de nuestra especie y no determina que las personas con diferencias físicas o mentales pertenezcan a otro orden, pero sí establece condiciones específicas de relacionarse con el medio.
Las vertientes donde se une el autismo con la arquitectura son caminos que llevan hacia la comprensión de estas formas peculiares de interacción con el entorno.
Criterios de diseño
La diversidad en la magnitud y presentación de las características de una persona con autismo; de ahí el nombre «ESPECTRO autista», hace necesario a la hora de diseñar el proyecto la contemplación de los mismos, para hacer más amena la estancia de ellos y sus familiares.
A continuación se enuncian los criterios a contemplar en el diseño del Centro Nacional de Atención de los Trastornos del Espectro Autista, son los siguientes:
1) Intolerancia al cambio
La intolerancia al cambio y la limitada capacidad de imaginar constituyen una de las características esenciales del espectro autista, y se reflejan en aspectos como las dificultades o incluso el nerviosismo extremo a la hora de realizar cambios de actividad, e incluso de pasar de un espacio a otro, porque las personas con TEA no son capaces de «imaginar»; en el sentido de elaborar una imagen mental de lo que existe al otro lado de una puerta o una pared, por mencionar un ejemplo.
Desde el punto de vista educativo (e incluso en la vida familiar) este aspecto se afronta mediante la «anticipación» de las actividades que se van a realizar a continuación, y evitando o suavizando, en la medida de lo posible, cambios inesperados en las rutinas previstas. La incapacidad para construir una imagen mental del entorno, así como para integrar partes en un todo, se afrontará buscando en el edificio una estructura clara, así como aportando elementos que lo doten de un cierto orden y unidad, de modo tal que el edifico sea fácilmente legible, predecible e imaginable.
En referencia a la transición entre espacios, la ansiedad de las personas con TEA se puede reducir por ejemplo, mediante la utilización de colores en las puertas (en función del uso de los espacios que hay detrás), de pictogramas y fotografías que «avancen» lo que nos vamos a encontrar, o creando ambientes intermedios de transición en los que se pueda anticipar el cambio de espacio.
2) Deficiencias en la comunicación e interacción social
Las dificultades en la comunicación verbal y no verbal, en conjunción con las dificultades en el procesamiento de la información, hacen que sea necesario «eliminar» determinadas barreras psicológicas y adaptar el entorno con claves que se caractericen por ser concretas y fácilmente perceptibles , simples, es decir de pocos elementos, y permanentes .
La persona con TEA necesita apoyo visual para la comunicación, y se suelen emplear pictogramas o fotografías de objetos, personas, etc. El entorno construido debería poder acoger estas formas de comunicación, previendo la correcta ubicación e integración de las mismas. Una codificación por colores, por ejemplo, de distintos elementos, puede ayudar también a mejorar la comunicación.
Las dificultades en la interacción social están presentes por definición, aunque en diversos grados en las personas con TEA, es por ello que las distintas estrategias educativas tratan de incidir en este aspecto. Por tanto, será necesario proveer los espacios para permitir, e incluso favorecer esas interacciones sociales. Se tiene en cuenta que las personas con TEA pueden presentar una proxémica (relación espacial entre personas) particular, necesitando espacios amplios, en los que tales interacciones puedan desarrollarse sin excesiva proximidad.
En determinados momentos una persona con TEA puede sentirse superada por una situación social exigente y necesitará un espacio donde pueda retirarse en busca de una mayor intimidad, o de una interacción más sencilla (menos personas, o personas más familiares para él o ella).
Ante ésto, se planteará la combinación de espacios más generosos y otros en los que se pueda interactuar de forma más cercana a voluntad.
3) Procesamiento sensorial
En los niños con TEA es frecuente también la existencia de disfunciones en la recepción (o en el procesamiento) de los estímulos, que se manifiestan en una hipersensibilidad (o hiposensibilidad en otras ocasiones) visual, acústica, vestibular o táctil (aunque también olfativa y gustativa), también se dan casos de percepción multicanal (por ejemplo, sonidos que evocan imágenes u olores), el sentido propioceptivo también se altera en ocasiones.
La consideración de este aspecto nos llevó a ser cuidadosos en el diseño con los colores (que no sean excesivamente contrastados, saturados o llamativos), con las texturas y patrones, con las pro- piedades acústicas de los espacios y de los elementos constructivos que separan unos de otros, con la iluminación (una luz difusa, preferentemente natural) con las instalaciones, etc.
4) Trastornos de la conducta
Los problemas de comportamiento son frecuentes, produciendo en algunos casos conductas agresivas, por lo que los elementos del entorno construido serán planteados, escogidos y ejecutados teniendo en cuenta estas eventuales agresiones.